Domus Aurea

La morada de oro

El famoso fuego que en el 64 d. C. destruyó el centro de Roma y que la Historia atribuyó a Nerón, le dio al extravagante emperador la oportunidad de construir la Domus Aurea.
En un área de 80 hectáreas que incluía tanto al Esquilino como al Palatino, Nerón encargó a los mejores arquitectos de la época, Celere y Severo, que realizaran un proyecto interminable bajo su supervisión, en el que la mayoría del espacio estaba dedicado a espectaculares jardines con varios pabellones para albergar fiestas con vestibulum and stagnum.
Los suntuosos jardines imperiales se alternaban con viñedos y pequeños bosques que ocupaban la mayoría de las tres colinas de Roma y albergaban un lago artificial en el que, más tarde, se construyó el Anfiteatro Flavio.
Dado que el Domus Aurea era un palacio extremadamente grande, el emperador residía, sin embargo, en sus palacios ubicados en la colina Palatina.
La gente odiaba a la Domus Aurea porque, para su construcción, Nerón había saqueado todos los templos de la ciudad en detrimento de los ciudadanos, además de muchos otros en Grecia y Asia.
El emperador se inspiró en la villa marítima de Campania, con una serie de edificios dispersos dentro de un territorio que ofrecía la oportunidad de incluir jardines, arcadas, terrazas y vestíbulos que adornaban la propiedad.
De hecho, se adoptó la misma solución para la Domus Aurea, que aprovechó la colina Palatina, el Velia, el Colle Oppio y el Esquilino para crear ninfas, templos, pórticos y terrazas que embellecieron la residencia imperial.
Cerca del Atrium Vestae, en el Foro Romano, se encontraba la gran entrada principal “Vestibulum” dominada por el Coloso, una estatua colosal de Nerón situada en la parte superior de la Velia.
No se debe olvidar el detalle de que Nerón residía anteriormente en la ‘Domus Transitoria’, que conectaba los edificios de la colina Palatina con la ‘Horti Maecenatis’, y que debido al gran incendio, la casa fue totalmente destruida, lo que hizo que el emperador decidiera reemplazarla con La Domus Aurea.
Los huéspedes de Nerón quedaban fascinados al entrar en la propiedad, que se asemejaba a una ciudadela en el mismísimo centro de Roma con campos cultivados, pastos, bosques y viñedos. Aunque el asombro era mayor cuando entraban al interior y veían paredes cubiertas de oro y gemas preciosas y techos de marfil debidamente perforados para permitir la caída de pétalos de flores y esencias perfumadas.
El emperador, sin embargo, no disfrutó de su Domus Aurea durante mucho tiempo, ya que murió poco después de la finalización de las obras y la magnífica residencia fue destruida por sus sucesores.
De hecho, aunque no de inmediato, las tierras fueron devueltas a la gente. Después de la muerte de Nerón, Otho continuó completando el Domus, gastando la considerable suma de cincuenta millones de sestercios. Tras su muerte, el emperador Vitellio, a pesar de haber criticado la propiedad, se fue a vivir allí.
Sólo con Vespasiano, la que fue la residencia de Nerón comenzó a ser destruida. Su destrucción, que fue en paralelo a la construcción del Coliseo, duró más de una década.
Después de la demolición de diversos edificios, Vespasiano ordenó empezar el trabajo para completar el templo dedicado a Divo Claudio y Agrippina Minor e hizo que la Domus Tiberiana se transformara en un edificio termal.
Las huellas de la Domus se perdieron hasta que, a finales del siglo XV, un joven cayó dentro de un agujero en la colina de Oppio lleno de pinturas. Los frescos casi se habían desvanecido el tiempo, pero sirinspiración a la creatividad de artistas como Miguel Ángel, Rafael o Pinturicchio, que pudieron estudiar las antiguas imágenes.
La Domus

Los emperadores Tito y Trajano ordenaron la construcción de los baños justo encima de la Domus Aurea. Partes del edificio imperial de Nerón fueron enterradas, lo que permitió su preservación.
Un pabellón de la inmensa Domus Aurea permanece en la Colina Oppiana. Se considera el punto de apoyo del complejo porque una de las muchas habitaciones, la ‘sala octagonal’, está orientada exactamente en la posición del sol durante el equinoccio de otoño.
Las diferentes salas llevan los nombres de las pinturas más significativas, como por ejemplo la «sala de la bóveda de las civetas», la «sala de la bóveda de oro» y la «sala de la bóveda negra».
A principios del siglo XVI, durante los trabajos en un viñedo en la colina Oppio, fue encontrado el grupo Laocoonte mencionado por el escritor Plinio el Viejo en su «Historia natural», donde lo identificaba como un adorno de la Domus Aurea.
Hoy solo se puede adivinar a través de las decoraciones, los mosaicos y los estucos, el lujo que distinguió a la Domus Aurea desde sus orígenes.
En la segunda mitad del siglo XVIII, el Papa Clemente XIII ordenó las primeras excavaciones regulares, mientras que a principios del siglo siguiente, la tarea de explorar y liberar unas cincuenta habitaciones fue confiada al arquitecto De Romanis. Un trabajo que se revivió un siglo después y que permitió descubrir muchos de los misterios sobre residencia imperial de Nerón.
El pabellón oriental, compuesto por 153 enormes habitaciones que se extienden por unos 30 mil metros cuadrados, ha sobrevivido hasta hoy. Actualmente, se puede clasificar la Domus Aurea solo en las partes supervivientes, que son:

• Las obras del Ninfeo de Nerón.
• El pabellón bajo los baños de Trajano en la colina de Oppian
• Una sección del Arcus Neroniani, es decir, del acueducto ubicado en el Celio.

Es posible visitar la restauración de la Domus Aurea, con reserva previa, todos los sábados y domingos de 9.00 a 16.45 (última entrada a las 15.30) por 14 euros + tarifa de reserva (www.coopculture.it).
Los niños menores de 6 años tienen entrada gratis.

Consulte las paradas del Autobús Turístico Vatican & Rome en el mapa para encontrar la parada más cercana a la atracción que está interesado en visitar;
También puede consultar https://www.google.com/maps para obtener información sobre el transporte público.

Colosseo, Carcer Tullianum, Fori imperiali e Palatino